Seguro que al igual que yo has escuchado alguna vez “cuando yo era pequeño mis padres no me decían las cosas con tanto cuidado y mira que bien salí”, “a quién no le han dado alguna vez un bofetón y no pasa nada”, o “a mí nunca me daban a elegir, directamente me ordenaban, y aquí estoy”. A todas esas personas les quiero dar mi más sincera enhorabuena porque hay mucha gente a la que han educado con el “no puedes”, “eres tonto”, “con lo fácil que es no entiendo como no lo haces bien”, “si haces esto no te van a querer”, que ahora siendo adultos tienen muchos problemas de autoestima, seguridad, confianza y dificultad para tomar decisiones.
Algo que utilizamos todos los días y que tiene un poder tremendo sobre la otra persona son las palabras. Una mamá me contaba como un profesor al entregarle un examen suspenso a su hijo con TDH, le había dicho delante de toda la clase que él NUNCA iba a sacar un notable porque su capacidad se lo impedía. ¿Cómo se habrá sentido ese niño?
Otra madre me llamó angustiada porque la tutora de su hija le había dicho a ésta “ya me contaron que el año pasado tuviste problemas y creo que la culpa fue tuya”. ¿Qué habrá pensado de sí misma esa niña si el adulto en quien confía la etiqueta de esa manera?
Incluso tú, que estás leyendo esto, puede que no te resulte difícil recordar un momento en el que te hayan dicho algo tan doloroso como recibir un golpe .
Si no cuido mis palabras, puedo provocar un gran daño en la otra persona, por eso te animo a que veas este vídeo y descubras cual puede ser realmente su poder.