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Adolescencia en tiempos de pandemia

La pandemia a puesto la vida de todos paras arriba. Todos, independientemente de nuestra edad hemos tenido que aprender a enfrentarnos a esta nueva situación. Modificando nuestros hábitos y nuestra manera de relacionarnos. ¿y qué pasa con la adolescencia?

8 meses van ya desde que comenzó esta pesadilla de la pandemia. 8 meses en los que además de un riesgo para nuestra salud e integridad física, hemos tenido que asumir un puñado de situaciones incómodas, restricciones o pérdidas. Y  todo ello, claro está, puede resultar muy estresante y traer como consecuencia un sinfín de reacciones, sensaciones y emociones, molestas, desagradables e incluso incapacitantes.

La adolescencia siempre ha sido una etapa de cambio, que implica una crisis. En ella que hay tener que enfrentar  un montón de trasformaciones que  se producen en el cuerpo, en la relación con los padres y con la autoridad. Ahora además de todos los desafíos a los que el adolescente se enfrenta tienen que hacerlo en medio de una pandemia.

Al margen de las diferencias individuales, si hablamos de la adolescencia como etapa evolutiva,  es una etapa en la que las relaciones sociales son básicas y super necesarias. Son una fuente de satisfacción y desarrollo muy importante. Y con esta pandemia todo esto está muy limitado.

El distanciamiento social como medida para disminuir la propagación del covid-19 puede ser muy difícil para los adolescentes. Los hace sentir desconectados de sus amigos. Muchos también tienen que hacer frente a desilusiones por la cancelación de eventos para ellos importantes, como graduaciones, viajes de estudios, fiestas, conciertos, temporadas deportivas… Los adolescentes viven una continua contención. El adolescente necesita amplitud, libertad, poder expresar su propia identidad…y ahora todo son restricciones y normas. En este contexto surge la frustración, una emoción con la que los adolescentes encuentran dificultades para lidiar.

Y todo este ambiente de frustración lo trasladan a las casas, donde los padres y madres se sienten también frustrados y desbordaos por la situación. Generándose un caldo de cultivo ideal para miles de conflictos y tensiones. Los padres debemos convertirnos en un modelo de gestión emocional. Debemos poner en práctica nuestras habilidades, sin duda más desarrolladas y eficaces. Hacer un ejercicio de responsabilidad personal y utilizar nuestros recursos para manejar la situación de la manera mas constructiva posible. Como padres es conveniente ser capaces de identificar nuestras emociones, aceptarlas y verbalizarlas. Este ejercicio invitará a nuestros jóvenes a hacer lo mismo. Y también  como padres  debemos  ayudar a nuestros hijos a identificar sus emociones y a desarrollar la capacidad de autocontrol.

Esta situación esta suponiendo un reto a muchos niveles. El confinamiento y todas las restricciones impuestas está aumentando las tensiones familiares y supone un esfuerzo por parte de todos. Necesitamos grandes dosis de paciencia y apoyo mutuo para afrontar las dificultades. Ninguna edad es buena para vivir una situación tan excepcional como la que estamos viviendo.

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