
Todas las personas nos expresamos de formas distintas, las hay con más vocabulario, que gesticulan mucho e incluso modelan constantemente el volumen y tono de su voz. Hoy no voy a centrarme en cómo te diriges a la gente que te rodea, si no que lo que me interesa es que poco a poco vayas siendo consciente de cómo te hablas a ti mismo; y te diré algo al respecto, habitualmente somos muy “malotes” con nosotros mismos, y no nos pasamos ni una.
Hay ocasiones en las que me siento mal y no sé bien porqué. Quizá se deba a que caigo en algún error de los que ahora paso a detallar.
- El Soy. “Soy idiota, soy tonto, soy feo, soy poca cosa….”. Mucho cuidado con lo que yo añado al Soy, ya que eso me hará creer que todo está perdido y no hay opción a cambio. Aparecerá el sentimiento de inferioridad, la tristeza, la angustia y la ansiedad. En mi caso “Soy madre (es cierto), soy psicóloga (es cierto), soy imbécil (depende de para quién o de la situación, por lo tanto ya no es un soy, es un me siento) “Me siento feo, me siento tonto…” eso sí, las emociones van cambiando y la visión que tengo de mi mismo también.
- El Y si. “Y si me despiden, y si me deja, y si algo sale mal…” Me acabo creyendo a pies juntillas lo que va detrás del Y si, no lo dudo en ningún momento, así que acabo viviendo con un 100% de ansiedad una situación futura, es decir, me agobio y preocupo por algo que no ha pasado como si estuviera ocurriendo en este mismo instante. ¿Cómo puedo combatirlo? Centrándome en el presente, en lo que sí es real, no en miedos y suposiciones.
- El interpretar el pensamiento de otras personas. “Está pensando esto fijo, si lo conoceré yo. Con ese gesto que hizo”. Hasta que la otra persona no me diga qué es lo que pasa por su cabeza, por mucho que yo le conozca, no lo sabré con exactitud. A veces lógicamente acertaré, pero muchas otras no. Por tu bienestar te aconsejo que preguntes antes de sacar conclusiones, probablemente consigas que desaparezcan muchos enfados y sentimientos de inseguridad.
- El razonamiento emocional. Le doy un valor total a mis emociones, y las utilizo de base para tomar decisiones o llegar a conclusiones. “Hoy estoy triste y me doy cuenta de que mi vida es una mierda (con perdón)”, “ estoy enfadado con mi pareja y ya me creo que no estamos hechos para estar juntos”, “estoy cansado y me está costando estudiar y llego a la conclusión de que la carrera no la voy a sacar en la vida”. Las emociones van y vienen, esa es la razón por la que no son buenas consejeras. No son un buen pilar para cimentar mis decisiones.
Si reconoces que en tu cabeza se repiten alguna de estas distorsiones , el intentar no caer en ellas te ayudará a que muchas emociones negativas se mantengan alejadas de ti. Para cualquier duda o consulta puedes contactar con Cips Psicologos.