
El otro día, hablando con unos amigos de las vacaciones de Semana Santa, me contaban lo bien que les había sentado estar unos días disfrutando del sol. En tono de broma llegábamos a la conclusión de que por ley, aquellas personas que disfrutan casi todo el año del buen clima, deberían cambiarnos la casa durante un tiempo a los que somos del norte. Ay…eso sería estupendo.
Pero, ¿qué tiene el sol que tanto nos atrae?, por que no sé vosotros pero estoy soñando con que llegue el verano… la playa, el salir de excursión con los peques, el tomarte algo en una terraza, ponerte las chanclas, los días largos, comerte un helado gigante de chocolate, dejar de cargar con el abrigo, caminar descalzo por la hierva, una caña bien fresquita y muchas más cosas que no pongo porque creo que ya estoy salivando como los perros de Pavlov.
Y es que qué bien nos sienta el buen tiempo…
Respondiendo a la pregunta de antes, diré que el sol está directamente relacionado con nuestro estado de ánimo. La exposición al sol favorece la producción de la serotonina, una sustancia que en la sangre se comporta como una hormona, y en el cerebro como un neurotransmisor (no voy a dar una clase, prometido).
La serotonina:
– nos ayuda a regular el tracto intestinal además de influir en la aparición o ausencia del apetito
– regula el ciclo del sueño
– controla el nivel de temperatura corporal
– influye en el deseo sexual
– reduce los niveles de agresividad
– y por supuesto, regula los estados de ánimo positivos y negativos
De echo, los antidepresivos, principalmente se encargan de estimular la producción de serotonina.
Así que si quieres un consejo, sal a la calle, y si el tiempo te lo permite intenta tomar tu dosis diaria de serotonina. Busca que el sol caliente tu cuerpo, basta con 10 mín, seguro que tu ánimo te lo agradecerá.