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Madre de un héroe, no de una víctima

El otro día una madre cercana a mí, me dio una carta con la intención de poner voz a los que no pueden.  Aseguro que cada palabra que en ella aparece es tan real como dolorosa. Con su permiso la comparto.

Cuando tu hijo de 7 años se despierta llorando sin consuelo una fría noche de enero diciendo que no aguanta más que no quiere volver al Colegio, que su vida es un infierno que le hacen la vida imposible “mi vida es insoportable e injusta” … una nube negra recorre mi mente, mi voz enmudece intentando consolar tan desgarrador despertar, con sudores fríos una mirada llena de lágrimas me pide “no dejes que me hagan más daño, mamá”.

Lo que menos te esperas que pueda pasar en tu casa…  llegó sin más… mil preguntas me atormentan, pero lo que más me dolía es porque no fui capaz de ver que mi hijo no era feliz en su Colegio…

Mi hijo que actualmente tiene 8 años, ha sufrido Acoso escolar durante 1º y 2º de primaria (6 y 7 años respectivamente), tras todo el lastre que llevamos; no sólo hemos tenido que cambiar de Colegio, sino que también nos hemos mudado de ciudad, han sido unos meses muy duros e intensos, ya que él se atrevió a verbalizarlo el sábado 21 de enero de 2017.

Mi mundo se desmoronó.

Fue la noche más larga de mi vida, oír relatos de crueldad que han estado pasando durante meses ¿Por qué no me di cuenta?… he estado llevando a mi hijo a una sala de torturas donde otros alumnos, por el mero gusto de divertirse le hacían daño gratuitamente; y lo que es más grave, la comunidad educativa del centro hacia caso omiso de las situaciones.

Desde el primer momento que lo supimos estuvimos rodeados de muchas espaldas y pocas manos que tendiesen ayuda. El equipo directivo del Colegio ni siquiera nos llamó ni se reunió con nosotros. Desde el lunes 23 de enero de 2017 subía todos los días al Colegio mañana, mediodía y tarde sin apenas ser escuchada por su tutora, que lo único que consiguió en que se ganase más palizas y vejaciones, ya que quedó de chivato en el patio del Colegio. El 3 de marzo en una de las múltiples consultas al pediatra, descubrimos que tenía y aún tiene una mina de lápiz clavada en su muslo derecho por que los niños se dedicaron a jugar utilizándole a él como diana. El pediatra llamo al Colegio para pedir explicaciones… el niño tenía terrores nocturnos, (aún tenemos episodios) apenas dormía, no quería salir de casa por si se los encontraba, había dejado de comer por sus burlas…. El director del Centro afirmó no tener conocimiento de la situación (aún habiendo notas manuscritas y mails a la tutora), dijo que activaría Protocolo…. Hasta hoy no se nada más de él.

Como madre, oír de la boca de tu pequeño que tal y como le tratan en el Colegio no desea vivir, que prefiere suicidarse que volver a ese sitio; ver y oír la pasividad de los miembros de la Comunidad educativa hacía  lo sucedido, diciendo que eran “chiquilladas”, tener que acudir a urgencias porque a esos “chiquillos” se les ocurrió hacer una competición a ver quién hacia sangrar antes a mi hijo clavándole lápices por los muslos, salir ensangrentado del Colegio, que le tiren por la escalera y la tutora afirmar que en ese momento no estaba mirando por lo que ni vio ni escucho nada, aunque estaba a su lado…es indescriptible.

 Lo que tuvo que sufrir mi pequeño…., nosotros somos afortunados, hemos abandonado el infierno con gran sacrificio, mi marido, viene y va todos los fines de semana para estar con nosotros, yo estoy de excedencia en mi trabajo, con la total certeza que no volveré jamás; porque nuestro hijo es nuestra prioridad, lo que implica un sueldo menos, una casa más abierta… pero eso es lo de menos.

Ver como él se va recuperando y ganando confianza en sí mismo, eso es lo único que quiero.

Hemos retornado a nuestra ciudad de origen Oviedo. Va  tranquilo al nuevo Colegio, han dejado de ser tan frecuentes las migrañas, que empezó a tener cuando la situación se hizo insostenible.

Me gustaría que algún día, se hablase de ello, ya que hay mucho silencio al respecto y muchos niños estarán asustados y no sabrán como contarlo, no todos los moratones se los hacen jugando en el patio, no todos los niños bajan su rendimiento escolar…. Simplemente tienen miedo de contarlo.

Muchísimas gracias de antemano por leerme.

Un abrazo.

María Manso Rodríguez

Madre de un héroe, no de una víctima.

 

 

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