No sé por donde empezar, si por compartir con vosotros lo inmensamente feliz que me siento con el nacimiento de mi segundo hijo, o con lo agotada y agobiada que me tiene esta situación, la verdad que parezco una montaña rusa, paso de la felicidad absoluta a la agonía en cuestión de minutos.
Es increíble, esta vez pensé que la maternidad no me iba a descolocar tanto, se supone que soy una experta es el segundo que tengo y dicen que la experiencia es un grado, pues nada de eso todavía estoy aterrizando y hace dos meses que ya nació Martín.
No paro de pensar en el día que vuelva a trabajar, ¿cómo vamos a organizarnos?, y eso no es lo peor…porque de una u otra manera sé que lo solucionaremos, lo que realmente me preocupa es volver a dejar a mi pequeño un montón de horas sin su mama, como hice con su hermano mayor, ya sé que muchos estaréis pensando anda esta y el resto como crees que lo hacemos?, pues imagino que como yo, con mucha pena.
La maternidad marca un punto de inflexión en nuestras vidas, hay un cambio de prioridades. Hasta que no eres madre en primera persona ni siquiera imaginas, que vas a comenzar una etapa de nuevas responsabilidades en las que tienes menos tiempo para ti misma, pero no te importa, y eso es algo mágico, es una emoción que no creías tener, poder querer/amar de manera incondicional a los hijos.
Hay una canción de Alejandro Sanz que me encanta, se la escribió a su hijo pequeño y dice tantas verdades….